La mente desencarnada




La Ciencia de la Mente

Estañol B., C. E. (1994). El telar encantado. México: Grupo editorial Miguel Ángel Porrúa.

         Bruno Estañol

  •         Distinguido neurólogo, además de escritor, Bruno Estañol conoce la mente del escritor y la de quienes no son escritores; es decir, conoce el cerebro: sus mecanismos, sus debilidades, sus potencias y sus patologías.
  •      Obras: El ajedrecista de la Ciudadela, novela maravillosa y fantástica, teñida de realidad, que viene a sumarse a los otros libros de este pródigo autor, entre ellos, en la narrativa, Morgana (1989), Ni el reino de otro mundo (1991), El féretro de cristal (1992), La esposa de Martín Butchel (1997), La barca de oro (1998), Bella dama nocturna sin piedad (2003), Pasiflora incarnata (2003) y en el ensayo científico-literario, La vocación condenada.

 Dr. Eduardo Césarman
  •       Estudió medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México y la especialidad en cardiología en la Universidad de Cornell, Nueva York, E.U.
  •       Historiador y narrador, Profesor y Director del Colegio de Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México.
  •    Obras: Cuento: Cuarto menguante, Ensayos: Parámetros cardiológicos, Hombre y entropía, la vida es riesgo, orden y caos, entre otros. 


                                              Sin cerebro no se podría pensar...

y sin mente qué información poseería el cerebro. 
 ¿Conocerse a sí mismo?
Según Bronowski, identidad del hombre para diferenciarlo de las máquinas y otros animales…
Lo cual me lleva a reflexionar en que “el conocimiento de uno mismo”   suele ser más una aspiración que una realidad.  Pero Yo soy una realidad que pregunta y tiene aspiraciones que busca respuestas, pero…
¿Cuántas veces nos detenemos a reflexionar, a autoevaluarnos, a cuestionarnos y contemplar nuestro entorno?
Vivimos inmersos en un mundo de “leyes” y olvidamos que nuestro corazón late y nuestro pensamiento busca dar respuesta ¿a qué?  El ser humano, a lo largo de la historia, siempre se ha preguntado sobre su origen y en el presente libro, los autores nos introducen en la problemática mente-cerebro, dentro de un marco histórico y desde aspectos filosóficos, neuropsicológicos, médico y antropológicos.  Sin embargo el tópico aquí expuesto es una temática no resuelta, el “alma” en relación con el cuerpo-mente y la capacidad del pensamiento es y ha sido uno de los grandes misterios del ser humano. Ya que el cerebro humano es la mayor complejidad creciente y éste mismo ha llevado a los científicos a empeñarse en descubrir los secretos que esconde el interior del ser humano.
Numerosos estudios, admirables investigaciones, preguntas inconclusas, las cuales han propiciado los inicios y seguimiento de una más profunda investigación que responda el carácter mecánico y misterioso de la vida aunado al sistema nervioso central, los cuales han concluido sobre la importancia de comprender el cerebro humano. 
 “J. Bronowski  es el hombre que  en el momento actual  ha expresado con mayor convicción la unidad del cerebro y la mente.  En su libro The  Identity  of  Man ha dicho que si el hombre es parte de la naturaleza, no debemos darle un status privilegiado”. (Estañol B., 1994)
Bronowski opina que si el hombre es parte de la naturaleza y parte del mundo animal, debe ser estudiado como tal.
Algunos autores consideran que la mente es el resultado de la complejidad de las conexiones neuronales. Por tanto, al tratarse de procesos físico-biológicos, una vez que conozcamos a fondo el funcionamiento del cerebro, podremos implementar dichos procesos en un sistema mecánico (inteligencia artificial). Nuestro cerebro es "como una máquina" en tanto que responde a estímulos.  Pero por lo que ahora conocemos de las máquinas
¿qué tanto se puede considerar que el cerebro sea una máquina?
 Otros autores consideran que la mente no es reducible al cerebro. Los estados mentales muestran unas características que superan la producción meramente neuronal. Por ejemplo, las creencias y los deseos tienen un sustrato cerebral que, sin embargo, no parece explicar la gran importancia que tienen en nuestros comportamientos. Existe, por otro lado, una intencionalidad que es, además subjetiva. Pero, sobre todo, lo que más llama la atención es que estamos dotados de conciencia, tanto en el sentido de tener la capacidad de ser consciente de algo, como en cuanto capacidad moral. Éstos son elementos constituyentes de nuestra inteligencia que, sin embargo, no parecen fácilmente reducibles a los meros fenómenos cerebrales. Por tanto, no parecen implementables en una máquina.
¿Podríamos dotar de conciencia de la propia existencia a una máquina?
J. Bronowski afirma que el hombre es diferente de la máquina por dos razones, la empatía afectiva y la capacidad de la mente humana por aprender, es decir somos resultados de una genética y de una cultura, la cual depende en gran manera del contexto social que nos rodea.   Sin embargo otros autores mencionan que las computadoras no tienen procesos neurológicos,  pero son capaces de ejecutar determinados procesos que en los seres humanos calificamos de mentales: cálculos aritméticos complicados, demostración de teoremas lógicos y matemáticos, jugar a las damas y al ajedrez, etc.
Ante tal situación Bronowski concluye que el hombre tiene dos tipos de conocimiento que la máquina nunca tendrá juntos: el conocimiento de sí mismo y el conocimiento del mundo externo.
Chomsky considera que una de las características de la psique humana es la libertad, y en esto se diferencia de las leyes biológicas y físicas.  Y esta libertad ha llevado al ser humano a utilizar su cerebro para adquirir del medio lo que necesita.  Ha creado la ciencia para conocer la naturaleza y la tecnología para transformarla.  Ha organizado la sociedad, la economía y la política para lograr convivencias y seguridades.  Es decir el cerebro es quien controla todas las funciones, con el propósito de subsistir en el medio. En nuestro caso nuestro cerebro nos hace subsistir en nuestra vida y condiciona nuestra existencia en virtud a los acontecimientos cotidianos.
La supervivencia es una ley de nuestro cerebro, ¿por qué nacemos?, para subsistir, pero para sobrevivir tenemos que comer, beber, crecer y mantenernos en nuestra vida. En la corteza cerebral se sitúan el lenguaje y la imaginación creadora.  El altruismo es un mecanismo para promover la supervivencia de la especie.  La memoria es el mecanismo para acumular información.  La cultura, la ciencia y la tecnología se han convertido en una memoria con el sentido de información disponible para toda la especie.  El cerebro irá adaptando los signos, los ruidos y las palabras que escuchamos para ir componiendo nuestros primeros vocablos con la intención de ser entendidos y comprendidos ¿con que fin?, la supervivencia.
Pero no solo el cerebro nos condiciona para sobrevivir de lo elemental, también va almacenando en la memoria toda nuestra vivencias y experiencias adaptándolas a nuestros pensamientos, decisiones, erróneas o acertadas, y sirviendo de guía a nuestra vida. 
Francis D. Crick, ha dicho “No hay objeto de estudio más vital para el hombre que el estudio de su propio cerebro.  Nuestra visión del universo depende por completo de él” (Estañol B., 1994)
El cerebro humano es un telar encantado con un diseño complejo capaz de dar significado y responder a estímulos de su entorno.
REFERENCIAS CONSULTADAS